jueves, 14 de marzo de 2013

LA PELIGROSA DEPREDACION DE LA ANCHOVETA. Salomón Carlos Manzur Salgado


LA PELIGROSA DEPREDACION DE LA ANCHOVETA


Salomón Carlos Manzur Salgado
Presidente de la Asociación Nacional de PYMES y Medianas Empresas Pesqueras de Consumo Humano Directo (PYMPEZ)



Nadie puede dudar que el Perú posee uno de los mares más ricos del planeta y esta fortaleza es reconocida unánimemente en los mercados globales. La corriente de Humboldt que baña gran parte del litoral peruano, crea un medio ambiente que forma la enorme riqueza del mar peruano.
Sin embargo, un buen sector de la población no aprovecha los beneficios que la naturaleza otorga.
Basta ver los niveles de desnutrición y la anemia infantil en el Perú que están por encima del promedio latinoamericano. La UNICEF ha catalogado a esa situación como “emergencia silenciosa” y recomienda atender el problema, incluso, desde antes del nacimiento del niño, pues genera efectos muy dañinos a lo largo de la vida del individuo. Se ha avanzado en este campo, pero las estadísticas aun indican que hasta el 50% de mortalidad infantil se origina por un pobre estado nutricional.

Uno de los modos más adecuados para combatir la desnutrición es el uso racional de la anchoveta. Esta especie tiene una de las carnes con mayor contenido proteico, es rica en ácidos grasos insaturado, contiene fósforo, calcio y vitamina E, que es sumamente beneficiosa para las personas.
Sin embargo, este valioso recurso pasa por una delicada y vulnerable situación. Actualmente la especie es reconocida y clasificada por el Instituto del Mar (IMARPE) como sobre explotada y está en riesgo de seguir el camino de la sardina que fue depredada hace varios años.

Hace pocos días, el propio presidente Ollanta Humala ha manifestado que “la anchoveta peruana está en peligro de extinción” debido a la “irresponsabilidad y corrupción de las empresas que han depredado la anchoveta”. Y eso es absolutamente cierto.
Uno de los riesgos que se ciernen sobre la anchoveta son las absurdas cuotas individuales de pesca otorgada por el gobierno anterior a empresas y armadores privados que extraen del mar el recurso vivo para utilizarlo en la fabricación de harina y aceite de pescado. Hasta hace poco, la cuota anual de pesca permisible era de 6 a 7 millones de toneladas, de las cuales apenas se utilizaba el 5 % para el consumo humano.

Esta situación reviste un cuadro de injusticia, de mal aprovechamiento de un recurso valioso que pone en peligro el ciclo biológico de la anchoveta y las otras especies de nuestro mar.
La sobredimensionada industria harinera pretende eludir su responsabilidad depredadora culpando a quienes pescan para consumo humano directo. Nada más falso. En el sector pesquero las empresas dedicadas a elaborar la harina y aceite de pescado son conocidas por su voracidad ilimitada, que las lleva a distorsionar el mercado pagando precios exorbitantes a los armadores independientes que tienen cuotas pesqueras, para satisfacer su demanda por materia prima.

Un informe de la FAO asegura que el consumo de pescado alcanzó niveles históricos en el mundo durante el año 2010 con un récord de 17 kilos por persona. Sin embargo, la situación es diferente en el Perú: existe un recurso natural valiosísimo en el océano que debe, en parte, solucionar la desnutrición y la anemia infantil así como los niveles de extrema pobreza que existen en nuestro país, pero es desaprovechado en otras actividades.

Es tiempo de que los actores involucrados en la pesca asuman su obligación inexcusable de encontrar alternativas a esta lamentable situación.

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