“El 10% de las exportaciones de la harina de pescado
debe ser para todos los peruanos”
“El 10% de las exportaciones de la harina de pescado
debe ser para todos los peruanos”
El drama del pescador industrial
POR: CÉSAR CÓRDOVA PONCE
El pescador industrial, principal actor
en la actividad extractiva de la anchoveta destinada a la producción de harina
de pescado, vive actualmente un drama doble.
Por un lado, la presencia de las ondas
Kelvin en nuestras costas, elevó la temperatura de las aguas del mar durante la
primera temporada de pesca de anchoveta 2014, impidiendo que se complete la
cuota global de captura que asignó PRODUCE, y ha convertido en imposible el
inicio de la segunda, por la inminente llegada de la corriente de El Niño, lo
que le ha generado un duro impacto en su economía que tiende a agudizarse en
los próximos meses.
Por otro lado, perplejo y burlado, solo
atina a mirar el escenario de élite y de complicidad en el que se definen las
estrategias, políticas y paquetes de normas legales en auxilio de la Sociedad
Nacional de Pesquería (SNP), victimizada por el séquito de plañideras que ésta
tiene desperdigadas en cascarones sindicales, foros sobre pesca direccionados y
congresistas lobistas, a través de seminarios, conversatorios y de cuanto
evento se le ocurra organizar, apoyada y escudada por una poderosa maquinaria
mediática que tiene a su disposición.
Desorientado, el pescador acomoda lo que
lleva debajo del brazo: quejas sobre sus derechos laborales pisoteados,
denuncias al empresariado pesquero por remuneraciones injustas, y una relación
de necesidades de tipo social, con la débil esperanza que el Estado las reciba,
ponga en ellas su mirada y le brinde la respuesta justa que de él espera. Pero
el trato que recibe, es distinto al de privilegios que le brinda a la SNP.
Lleno de trabas, pretextos, postergaciones y disculpas.
Mira el panorama difícil que deberá
afrontar en estos meses, y evocando la promesa de la gran transformación y la
inclusión social del candidato Ollanta Humala que lo convirtió en presidente,
siente frustración y molestia por su total indiferencia hacia el pescador. ¿Por
qué su gobierno le da la espalda? ¿Acaso con lo que recibe por participación de
pesca no ha contribuido más a las arcas fiscales que el empresario industrial,
al cual el Estado termina subsidiando por su deficiente política tributaria
pesquera? ¿Es justo que el Estado estrangule al pescador con cargas
tributarias, como el Impuesto a la Renta de Quinta Categoría, y lo abandone;
mientras que ni siquiera revisa el derecho de pesca que el ministro Piero
Ghezzi prometió incrementar al armador al inicio de su gestión, y que encima le
brinde trato prioritario?
Ante el escenario dramático que se
cierne sobre la pesca industrial, el gobierno debe asistir a quien más
contribuye con el Estado. Es lo más justo.
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