lunes, 27 de octubre de 2014

El drama del pescador industrial. POR: CÉSAR CÓRDOVA PONCE

       

“El 10% de las exportaciones de la harina de pescado
debe ser para todos los peruanos”

El drama del pescador industrial
POR: CÉSAR CÓRDOVA PONCE
El pescador industrial, principal actor en la actividad extractiva de la anchoveta destinada a la producción de harina de pescado, vive actualmente un drama doble.

Por un lado, la presencia de las ondas Kelvin en nuestras costas, elevó la temperatura de las aguas del mar durante la primera temporada de pesca de anchoveta 2014, impidiendo que se complete la cuota global de captura que asignó PRODUCE, y ha convertido en imposible el inicio de la segunda, por la inminente llegada de la corriente de El Niño, lo que le ha generado un duro impacto en su economía que tiende a agudizarse en los próximos meses.

Por otro lado, perplejo y burlado, solo atina a mirar el escenario de élite y de complicidad en el que se definen las estrategias, políticas y paquetes de normas legales en auxilio de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), victimizada por el séquito de plañideras que ésta tiene desperdigadas en cascarones sindicales, foros sobre pesca direccionados y congresistas lobistas, a través de seminarios, conversatorios y de cuanto evento se le ocurra organizar, apoyada y escudada por una poderosa maquinaria mediática que tiene a su disposición.

Desorientado, el pescador acomoda lo que lleva debajo del brazo: quejas sobre sus derechos laborales pisoteados, denuncias al empresariado pesquero por remuneraciones injustas, y una relación de necesidades de tipo social, con la débil esperanza que el Estado las reciba, ponga en ellas su mirada y le brinde la respuesta justa que de él espera. Pero el trato que recibe, es distinto al de privilegios que le brinda a la SNP. Lleno de trabas, pretextos, postergaciones y disculpas.

Mira el panorama difícil que deberá afrontar en estos meses, y evocando la promesa de la gran transformación y la inclusión social del candidato Ollanta Humala que lo convirtió en presidente, siente frustración y molestia por su total indiferencia hacia el pescador. ¿Por qué su gobierno le da la espalda? ¿Acaso con lo que recibe por participación de pesca no ha contribuido más a las arcas fiscales que el empresario industrial, al cual el Estado termina subsidiando por su deficiente política tributaria pesquera? ¿Es justo que el Estado estrangule al pescador con cargas tributarias, como el Impuesto a la Renta de Quinta Categoría, y lo abandone; mientras que ni siquiera revisa el derecho de pesca que el ministro Piero Ghezzi prometió incrementar al armador al inicio de su gestión, y que encima le brinde trato prioritario?


Ante el escenario dramático que se cierne sobre la pesca industrial, el gobierno debe asistir a quien más contribuye con el Estado. Es lo más justo.

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